El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca cerró desde abril
Afecta a artistas cierre del MACO
El conflicto laboral que tiene al recinto en jaque ya arroja daños colaterales
Francisco MoralEs V.
El conflicto laboral que man- tiene cerrado al Museo de Arte Contemporáneo de Oa- xaca (MACO) ha cobrado factura tanto al público como a los artistas programados. Un exposición ya fue cance- lada, por ejemplo, y sus 70 piezas fueron embodegadas, sin fecha de retorno, mien- tras que un colectivo recibió del recinto sus obras dañadas.
En un reclamo que hoy se dirime ante la Junta de Conciliación y Arbitraje lo- cal, alrededor de una veinte- na de trabajadores denuncian que llevan más de un año sin recibir sueldo, situación que derivó en el cierre del espa- cio desde abril pasado.
Tras el desalojo de los empleados por parte de la asociación Amigos del MA- CO, que asumió el control de la institución y es la en- cargada de su financiamiento, en las instalaciones se quedó
“atrapada” la exposición El principio para la revolución celeste: Solve et Coagula.
“Sin ningún aviso, ningún ‘agua va’, cerraron sin consi-
derar que había trabajo ahí adentro”, denuncia en en- trevista la artista Miriam La- drón de Guevara, parte del colectivo ARMO.
Según relata, tras anun- ciarse el cierre, las artistas esperaron a que Amigos del MACO les comunicara cuán- do y de qué forma les regre- sarían sus obras.
“Esperamos a que se con- tactaran, pero no lo hicieron, entonces hicimos una carta para pedir que nos dieran la obra; se tardaron mucho en contestar, y no eran claros”, cuenta. “Teníamos miedo de que ellos fueran y desmonta- ran la obra sin cuidado y la dañaran, cosa que sucedió”.
Al inicio, al enterarse que el personal especializado ya no se encontraba laboran- do, las artistas de ARMO pi- dieron entrar y desmontar ellas mismas. La petición les fue denegada, y aunque les ofrecieron llevarles sus pie- zas a sus casas, por motivos de seguridad prefirieron en- contrarse en una galería para hacer la entrega-recepción.
Una vez ahí, confirmaron que su trabajo sufrió descui- do y que algunas de sus pie- zas habían sido dañadas.
La pieza de Ladrón de Guevara, una escultura con un remate en forma de nu- be, fue entregada con toda la parte de arriba envuelta en papel burbuja, desfigurada y con la base rota.
Las obras de Paola Capón y Sara Corenstein, que repre- sentaban vestidos hechos con materiales sumamente frági- les, fueron dobladas indiscri- minadamente, como camisas, por lo que quedaron marca- das de manera permanente.
Las artistas, además, te- nían compromisos para sus piezas en otras exhibiciones o para el pago en especie de Hacienda, lo que supone una afectación económica.
“Nos ha generado gastos, porque tenemos que reparar la obra, y hacer más obra pa- ra sustituir la obra que estuvo secuestrada y poder cumplir con compromisos”, reclama Ladrón de Guevara. “Impli- ca una falta de respeto muy fuerte a nuestro trabajo”.
Quien también se en- cuentra preocupado por que su obra esté secuestrada sin ser tratada adecuadamen- te es el artista Carlos Zerpa, quien este año habría inau- gurado en el MACO la expo- sición Metiendo mano.
“Estamos hablando de una muestra de pintura, escultu- ra, ensamblajes, instalaciones, con más de 70 piezas, algunas de hasta de 3 metros”, expli- ca en entrevista sobre la ex- hibición, que antes se expuso
en la Galería Metropolitana delaUAM,enlaCDMX.
Este acervo de obras de gran importancia para el ar- tista se encuentra actualmen- te en una bodega del recinto, sin que Zerpa haya recibido una respuesta de cuándo le será devuelto.
La incertidumbre co- menzó desde que, sin que existiera una comunicación oficial de por medio, el ar- tista se enteró a través de los medios del conflicto laboral, y nadie le dio razón de lo que pasaría con su exposición.
Finalmente, a pocos días de la que sería su apertura, recibió una carta de parte de Rubén Leyva, presidente de Amigos del MACO, quien le informó de la cancelación, os- tentándose como encargado del recinto, en sustitución de su todavía directora, Cecilia Mingüer, quien también de- nunció impagos.
“Esto indiscutiblemente es algo desagradable”, señala Zerpa. “Estamos hablando de más de 70 obras que se mo- vilizaron para el museo y que, de pronto, no se muestran”.
Contra la premura, Zerpa y el curador de la muestra, Santiago Espinosa de los Monteros, no han podido en- contrar otra sede.
En su respuesta a Leyva, señala el daño que esto hace a la reputación del MACO.
“Entre los museos hay re- glas no escritas, una ética de comportamiento, digámoslo así, entre las que está el res- peto por la gestión del ante- cesor así como la atención a su trabajo y calendario de ex- posiciones, a cambio de que quien llegue al cargo hará lo mismo con lo que reciba y cumplirá los compromisos ya no personales, sino institucio- nales, que son, al final del día, los que aseguran el prestigio de un museo”, advirtió.
“Dios quiera que retome sus labores y vaya adelante; sería muy triste que sea clau- surado y cerrado al público definitivamente”.
Mientras tanto, el conflic- to laboral en el MACO sigue estancado, pues la asociación no ha realizado una oferta económica para cubrir los adeudos con los trabajado- res, que ascienden a más de un millón de pesos.
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